El perdón es una herramienta para sentir nuestras alas de libertad y despojarnos de cargas absurdas que todavía seguimos arrastrando. Son cargas que nos hunden más y más en el fango de nuestra prisión mental donde el ego se complace en someternos sin percatarnos de ello.
Con el perdón llega la comprensión de las actitudes ajenas y la consideración por quienes nos dañaron o, al menos, pensar en ellos con respeto y compasión. Esta nueva visión provoca cambios de comportamiento no sólo en nosotros sino en los demás. Se trata de una actitud que nos ennoblece y que nos hace humanos.
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Los destellos del del corazón de una hada o de un ángel emiten vibraciones de compasión y amor incondicional por todos los seres vivos especialmente porque tienen la facultad de mirar sin juzgar desde su ser directamente al interior de emociones ajenas humanas que necesitan ser sanadas y transformadas para su mayor bien y evolución. Por tanto, abrirse a esos seres de luz posibilitará un cambio interno con efectos proporcionales en la realidad exterior.
Sentir su abrazo de luz resulta una bendición que nos abrirá a una nueva percepción del mundo y sobre todo a un arraigo del poder de la imaginación en la semilla de cada una de nuestras experiencias.
Autora texto e ilustración: María Jesús Verdú Sacases