sábado, 29 de diciembre de 2012

Meditación o reiki al planeta Tierra


Reiki es una poderosa herramienta que nos permite enviar energía no sólo a nosotros y a los demás, sinó al planeta Tierra. Para ello, existen símbolos que refuerzan esta intención y que nos conectan con la Madre Tierra. Sin embargo, conectar, enviar y recibir energía del planeta no es exclusivo de la técnica reiki sino que podemos conseguir este efecto con una sencilla meditación gracias a nuestra firme intención o concentración. 

La voluntad humana es cocreadora por propia naturaleza y este poder no es nada despreciable por lo que cada uno puede cultivarlo a través del compromiso, la certeza, la fe en sí mismo y la perseverancia.

Por esta razón, al igual que en reiki es posible visualizar el planeta Tierra y enviarle energía a través de los chacras de las manos, en meditación podemos adoptar una práctica meditativa con el mismo propósito.

Aquí tenemos la fortuna de vivir en un planeta que nos ha procurado siempre sustento y que nos cobija desde nuestro nacimiento y, a cambio, podemos meditar en agradecimiento por ello y por todo lo que consideremos conveniente.
 
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Por esta razón, nos sentaremos en postura de sedestación, cerraremos los ojos y respiraremos profundamente hasta que nos relajemos y nos sintamos más ligeros y calmados. En este momento de la meditación, las personas que sean reikistas trazarán los símbolos pero, si no, puedes proseguir del siguiente modo: ahora, tal y como consta en la imagen que he dibujado, levantaremos nuestros brazos y manos hasta la altura del corazón y visualizemos que entre las palmas de las manos está el planeta Tierra en pequeño. Podemos acariciarlo y luego con las manos inmóbiles colocadas a derecha e izquierda del globo terráqueo, que seguiremos visualizando, le enviaremos el calor de nuestra energía y nuestras buenas intenciones. Podemos enviarle en silencio aquello que más deseamos para el mundo, para nosotros e incluso pedir ayuda a los ángeles o a nuestros guías para que nos ayuden a potenciar los efectos de la meditación. 

La Madre Tierra escuchará y recibirá. Esta acción repercutirá en nosotros y  en nuestro bienestar y, por este motivo, daremos las gracias por adelantado a la Madre Tierra porque al igual que le damos, también ella nos dará. Cuando queramos finalizar, hacemos con las manos el gesto de tomar al planeta Tierra sobre las palmas de las manos, ahora colocadas la una junto a la otra, y lentamente las llevamos al pecho con el propósito de llevar al planeta al corazón tal y como consta en la segunda ilustración que he dibujado.

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La sencillez de este ejercicio de meditación lo convierte en idóneo para practicarlo unos instantes cada día.         

Texto e ilustraciones:  María Jesús Verdú Sacases 
Texto e ilustraciones inscritos en el Registro de la Propiedad Intelectual Safe Creative

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sábado, 1 de diciembre de 2012

Terapia de dibujo con niños y adultos


Dibujar como una afición, sin prisas, dedicándole nuestro tiempo libre no sólo da rienda suelta a nuestra creatividad, sino que nos hace sentir libres y, por lo tanto, más niños.

Dibujar y pintar es una forma excelente de contactar con nuestro niño interior y darle alas para volar y expresarse. 

Curiosamente, en nuestros trazos, colores y forma de dibujar se manifiestan rasgos de nuestra personalidad. Esto puede verse, por ejemplo, en que la forma que los niños colorean los mandalas hace aflorar aspectos de su carácter, incluso defectos, lo cual permite detectarlos a tiempo y corregirlos. También aparecen cualidades las cuales al ser identificadas, pueden ser potenciadas. Lo que está claro es que dibujar nos da mucha información sobre la persona que hace y pinta el dibujo. Por ejemplo, una persona obstinada y de mente cerrada puede reflejar problemas de perspectiva en su dibujo, una persona insegura dibujará trazos temblorosos o una persona con problemas de atención o no realista puede no reflejar adecuadamente el juego de sombras y claros en su ilustración. Incluso una persona demasiado fantasiosa puede no ser capaz de asentar sus personajes, pareciendo que flotan.

En todo caso, todo ello puede rectificarse y, sin darse cuenta, seguro que esos cambios sobre el papel transformarán la personalidad del dibujante y así será como su pasión por los dibujos le enseñará o impulsará a ser mejor persona, a tomar conciencia de sí mismo y a tener en cuenta los detalles.

A todos los niños les encanta dibujar y traer esta agradable actividad a la edad adulta es una forma de sentirse más joven, vivo y de entablar diálogo con el niño que todos llevamos dentro.

Toda forma de creatividad que podamos desarrollar va a beneficiar nuestro estado mental y va a contribuir notablemente a que nos sintamos mejor y  más a gusto con nosotros mismos. 

Cuando un niño nos enseña sus dibujos no debemos reírnos de él como si nos burláramos de lo absurdo o de lo que no entendemos de sus dibujos. Al contrario, debemos apoyar y animar al niño en su labor creativa y preguntarle qué es lo que para él significa aquello que no desciframos o comprendemos de su dibujo e intercambiar y compartir puntos de vista. Esto hará que el niño se sienta escuchado y que se pone interés en sus inocentes creaciones. 

Un niño a la hora de dibujar o colorear nunca debe sentirse descorazonado por un adulto, al contrario, impulsar la creatividad del niño lo hará conectar de forma natural con su fuente creativa lo cual implica que el niño adopta su rol creador, escucha y presta atención a sus necesidades y, por eso, va a ser más capaz de satisfacerlas. Además, la creatividad levanta el estado de ánimo, nos enseña a creer en nosotros mismos y nos motiva y estimula a hacer frente a las posibles eventualidades u obstáculos que pudiera conllevar el desarrollo de nuestro potencial creativo.        

Los adultos solemos pensar que somos nosotros quienes enseñamos a los níños, pero, en realidad los niños son un unos grandes maestros y algunos de ellos suelen mostrárnoslo desde sus dibujos.    

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jueves, 25 de octubre de 2012

Reiki



Los efectos de la energía reiki se potencian considerablemente, cuando se llevan a cabo en equipo y sobre todo cuando se hace de forma comprometida pero desapegada en la que uno asume su papel de mero canal de energía y acepta que es la energía y los guías quienes llevan realmente a cabo el proceso energético a través de nosotros. Por tanto, a pesar de tener la intención de ayudar y un propósito, hay que tener la humildad de asumir que la verdadera sanación corresponde a  la divinidad, quien dirige la energía canalizada a través de nosotros como sus meras herramientas en la Tierra.

La energía reiki nos ayuda a elevar nuestra vibración, a sentirnos en paz y conectados con algo superior a nosotros lo cual aunque no sepamos explicar, podemos experimentar como seres espirituales que somos en carne y hueso. Reiki nos acerca a nosotros mismos y a los demás y contribuye notablemente a la transformación y sanación de nuestra realidad.


La serenidad y el calor de la energía que se siente en cualquier imposición de manos de energía reiki es la puerta de acceso a la capacidad espiritual que reside en cada uno de nosotros. Vivir esta experiencia compartiéndola con los demás y sintiendo como nuestros guías de luz trabajan con nosotros, es algo sumamente gratificante para lo cual no siempre existen palabras pero que se acerca a la perfección inherente a la raza humana alineada con el ser.

Los intercambios de energía reiki en grupo generan lazos de unión entre sus miembros pues se suscitan entre ellos una conexión de luz especial que potencia la fuerza del grupo y las ganas de compartir.

La conexión con el planeta Tierra es profunda y auténtica en Reiki pues puede enviársee energía al planeta en su conjunto o bien focalizarla en un lugar concreto a kilométros de distancia, o bien podemos enviarla allá donde estamos presencialmente, por ejemplo, dirigirla a nuestro hogar, jardín y a sus plantas o a lo que en él esté, por ejemplo, mascotas, a nuestro lugar de trabajo, también en parques o plazas de ciudades o desde cualquier otro punto en el que estemos presentes y al que deseemos infundirle energía de luz y de amor.

Reiki nos recuerda que somos seres espirituales y que es posible crear un lugar mejor a través de la energía y los símbolos.

martes, 2 de octubre de 2012

Tesoros interiores


Todos tenemos una imagen de algo a quien venerar como la divinidad, los santos, los ángeles, las hadas, Buda, la Madre Teresa y tantos otros seres inspiradores y sabios maestros que con tanto bien han contribuido a la humanidad. Sin embargo, esa santidad o sacralidad que reverenciamos está en nosotros y la encontraremos siguiendo los designios del corazón no de la mente egoica. A través del cumplimiento de nuestro propósito de vida, aquél en cuya obra encontramos nuestra verdad, descubriremos quienes somos realmente, cuáles son los valores que nos guían y encontraremos apoyo inesperado como por arte de magia pues todos los obstáculos se salvan, cuando se trata de llevar a cabo la misión de vida. Ésta nos conecta con el ahora mismo, ése en el que nos llegan las respuestas adecuadas para obrar en el momento adecuado y en el que sólo existe certeza, no miedo.


Al realizar nuestro propósito, nos sentimos bien y ya no quedan dudas al respecto. Sabemos que hemos venido para esto y desplegamos todos nuestros tesoros interiores para llevarlo a cabo con genialidad y maestría pues todos somos maestros con valiosos dones para ofrecer y compartir. Una emoción inconfundible nos embarga al ser conscientes del fruto de nuestro propósito de vida y es entonces cuando agradecermos el estar aquí y ahora y nos abrimos de forma natural y espontánea al fluir de la vida, a su sacralidad y a la bendición que supone el sentirnos alineados y en armonía con quienes somos. Todo se confabula para ello pues la vida nos va guiando allá donde se halla nuestro camino. Por eso no es necesario forzar ni quitarle nada a nadie pues lo que nos está predestinado, vendrá a nosotros. 

Cuanto más en paz estamos con nosotros y con el entorno que nos rodea, mayor es la probabilidad de desplegar nuestros dones y genialidades, nuestras virtudes, ésas que convierten en mágica nuestra existencia y la de aquellos a quienes llegan. 

Sentir es el mayor propósito de la vida, por eso, no hay que correr, competir o vivirla deprisa ya que si no, se nos escapa y es como si viviéramos pero dejándonos arrastrar, sin fluir, sin sentirnos libres. Sentir que somos almas ligeras, llenas de luz, con tanto potencial como el que podamos imaginar y disponer de la claridad y determinación necesaria para llevarla a cabo es la llave que abrirá el castillo de nuestros sueños.  


El mejor sueño: el del aquí y el del ahora y hay que vivirlo despierto y sin juzgarlo pues todo acabará encajando en el tablero de la vida.         

** Las dos imágenes son de mi autoría y están registradas en Safe Creative Registro de Propiedad Intelectual
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viernes, 31 de agosto de 2012

La bendición del ahora


Permitir que el momento presente pase a través de ti es una bendición en la que te sientes feliz porque sí. Sin precisar de nada externo, sientes como múltiples sonrisas se despliegan en tu interior de forma tan natural como los pájaros baten sus alas para elevarse. Y aunque por fuera, la situación requiere que no sonrías, por dentro estás pletórico.

El grado de paz que acompaña a esta forma de sentir, te hace sentirte ligero y tranquilo. Sabes que nada conseguirá tumbarte pues el anclaje en el instante te enseña a no tener miedo y a sentirte en un estado vivificante de renacimiento espiritual en el que pareces estar flotando por encima de las dificultades a las que antes prestabas tanta atención que te absorbían por completo y te hacían sentir abatido y desdichado. Sin embargo, al estar centrado en el ahora ya no tienes objetivos que te angustien y las respuestas te llegan en su momento. Como aprendes a no vivir deprisa, ya que con tanto correr la vida se nos escapa a todos sin darnos cuenta, entonces consigues adoptar una actitud natural de paciencia y a estar en una posición receptiva a lo que precisas del instante y a las posibles respuestas que puedan manifestarse. Entonces es cuando colaboras con el momento, en lugar de forzarlo o ir a contracorriente.




Te das cuenta de que no necesitas todo para ser feliz, sino tan sólo de una vida sencilla, humilde, en libertad y en reconciliación con todo lo que hemos sido. A fin de cuentas, gracias a todo lo que ha sido ahora aceptamos lo que es y es esta aceptación, precisamente, la que nos regala el paso a una nueva dimensión de libertad donde es posible mirarlo todo con la mirada de sorpresa, ilusión  y agradecimiento de un niño y totalmente libres de prejuicios o condicionantes. 

El juicio nubla nuestra visión y nuestra ecuanimidad. Aprender a observar, a ver las cosas desde afuera, tratando de comprenderlas sin emitir opiniones es la antesala a despojarnos de nuestra coraza de dolor, a desaprender y a permitirnos comenzar de nuevo desde la posición que nos permite ser lo que hemos venido a ser y llevar a cabo nuestro propósito de vida. Con una mente clara y escuchando nuestras necesidades, identificaremos nuestras prioridades y sabremos qué pasos tomar. En cuanto hayamos retomado nuestro camino, de forma natural sentiremos la necesidad de ayudar y de contribuir al de los demás.      

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domingo, 5 de agosto de 2012

Momentos de oportunidad


En tiempos de crisis, aprendemos a no dejarnos caer, de nuestros errores, a ser responsables y a reconocer nuevas oportunidades, haciendo lo que amamos, aunque nos resulte duro abrirnos paso. Nos transformamos y queremos estar en paz. Aprendemos a creer en nosotros mismos, valorando nuestras prioridades y descartando lo que ya no nos aporta. Distribuimos mejor nuestro tiempo y nuestras recursos. En el desapego, nos liberamos y aprendemos a ser más libres, más humildes y agradecidos y a dejar de sentirnos condicionados por la materialidad y la vanidad del exterior. Además, se propicia la colaboración y nos sentimos impulsados a ayudarnos y a ayudar a los demás. A veces, un simple gesto puede hacer más de lo que pensamos.


En estos tiempos, nos detenemos, miramos hacia dentro -como un niño inocente que no sabe juzgar ni quejarse-, nos escuchamos y aprendemos a conocernos mejor. Todos tenemos a un sabio en nuestro interior y que nos enseña a ser felices, a tener fe y paciencia. Ese sabio nos conduce a un estado de claridad, donde todo llega y se comparte.

El dolor o nos hunde o nos hace crecer y nos muestra nuestro potencial, nuestra fuerza y cambia nuestra actitud, gracias al esfuerzo por comprender el mundo, en lugar de tratar que éste nos entienda a nosotros.

Aceptar lo que nos pasa, nos conduce a disolver hábitos de resistencia y a abrirnos a una nueva perspectiva que nos conducirá a sendas inesperadas que nos mostrarán lo que realmente somos, en alineación con nuestro propósito de vida que sirve al alma. 

El juicio nos aparta de la verdad del alma. El alma huye de la necesidad de controlar, basada en el desapego y la libertad de ser y es quien nos muestra nuestra verdadera riqueza y las verdaderas riquezas que realmente nos hacen sonreír permanentemente. Y aunque la vida resulte paradójica, es una bendición y un milagro en sí misma que yo agradezco infinitamente cada día.    

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sábado, 4 de agosto de 2012

Rasgar el velo de la dualidad de Andreas Moritz


Estoy entusiasmada con la lectura de este valioso libro titulado Rasgar el velo de la dualidad. Una guía para vivir sin juzgarse y ver con claridad de Andreas Moritz, sin duda, una persona sabia, iluminada y con conciencia de discernimiento y ecuanimidad. Con su obra nos aporta una visión integradora que contribuye a sanar y a enriquecer el mundo, comprendiendo la dualidad como paso previo a la unidad a la que estamos todos destinados. Este libro ya no va a separarse de mí. 

Aquí os dejo un fragmento:

"Si un problema particular, como una dificultad económica persistente o una debilidad física, nos provoca miedo en lugar de alentarnos inmediatamente a buscar una solución rápida, tal vez es porque debemos permitirnos sentir miedo o inseguridad durante un tiempo. No podemos experimentar la intrepidez a menos que primero hayamos experimentado el miedo. Quizás tememos no poder cumplir con las expectativas que los demá tienen acerca de nosotros o cometer errores y que nos juzguen por ello. El miedo se centra en nuestro estado de salud o en la expectativa de tener que morir algún día. 

Saber y aceptar el miedo que sentimos es el primer paso y el más importante para superarlo. "De acuerdo, tengo miedo de hablar por mí mismo" es un ejemplo de cómo podemos trasladar más miedo del dominio subconsciente al dominio consciente. Debemos atrevernos a cometer los errores que tanto tememos y dejar que los demás lo sepan. Así se elimina rápidamente cualquier temor a decepcionar a os demás o a uno mismo.

(...) Tras la máscara del miedo se esconde una oportunidad."        

Extraído de la página 295 de Rasgar el velo de la dualidad de Andreas Moritz. 

Este autor es especialista en medicina ayurvédica, shiatsu, y medicina vibracional. También es el autor del best seller Limpieza hepática y de la vesícula y de libros como Los secretos eternos de la salud y El cáncer no es una enfermedad, entre otros.    

sábado, 19 de mayo de 2012

La belleza del instante



Reconocer y admirar la belleza del instante nos ancla profundamente en el momento presente, en el cual nos dejamos abrazar por él y sólo estamos él y nosotros. En la naturaleza resulta sencillo sentir este estado emocional en el que estamos alerta a las percepciones para captar lo que nos rodea y nos sentimos particularmente relajados por el murmullo del agua, el canto de los pájaros o la brisa rozando las hojas de los abetos. En esos momentos nos abrimos a la magnificencia y la perfección de todo lo que es y podemos apreciarla sin juzgarla, simplemente nos abrimos a su inmensidad y sabiduría, la sabiduría de la madre naturaleza. 

El momento se manifiesta de forma natural y espontánea como una alfombra que se despliega ante nosotros y que abre su telón para que nos fundamos en él y nos sintamos plenamente presentes. Incluso los sonidos de la naturaleza pueden actuar como elementos que nos traen de vuelta al presente, si nos hubiéramos dejado distraer por nuestros pensamientos. 


El susurro de la vegetación, el juego de claroscuros sobre la hierba, la elevación de las montañas o la frescura de la llovizna nos recuerdan que existe belleza en todo lo que vemos y que, cuánto menos juzguemos, más la disfrutaremos, simplemente, contemplándola y llevándola a nuestro ser, ese ser que se activa completamente en el presente y que invita al ego a caerse o a ir tomados de la mano hacia la unidad de la que todos provenimos.
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lunes, 12 de marzo de 2012

Del agradecimiento al reverenciamiento


Un grado superior al agradecimiento lo constituiría el reverenciamiento o reconocimiento de la luz del instante.


Reverenciar el instante no sólo incluye el agradecimiento sino venerar lo sagrado, lo sabio y lo sublime que cada experiencia, elemento o ser encierra. Así pues, existe un pequeño dios en cada persona, en cada animal, en cada vivencia o en cada elemento que nos rodea. Se podría decir que ese pequeño dios ha bajado a aprender a la Tierra aunque en sí mismo es una divinidad que existe en cada uno de nosotros y en todo lo que nos rodea.

Reverenciar el momento nos ancla profundamente en el ahora, nos enraiza con fuerza, nos permite apreciar la perfección de cada momento, la aceptación del karma y confiar en que todos tenemos nuestro papel aquí y ahora, aunque a veces no lo comprendamos. De esta manera, la vida se nos presenta como una paradoja, como un misterio que no siempre se rige por la lógica, como una escuela que nos empuja a alcanzar una mayor conciencia de nosotros mismos y de nuestro alrededor.

A veces, la apreciación de la luz del instante puede hacer que en cierto modo nos sintamos embelesados ante la belleza que se nos muestra, la simple adaptación a las circunstancias o el reonocimiento de la fuerza de nuestro ser.

En la veneración del instante, éste nos cautiva y nos presenta al ahora como el eterno amigo donde el futuro y el pasado no son relevantes pues la atención se centra en lo que es.

Cuanto más fuerte emocionalmente y equilibrado es un individuo mayor capacitación para sumergirse en el aquí y el ahora. Las preocupaciones, los juicios, el dar rienda suelta a las invenciones del ego y el odio o las rencillas son, entre otros, factores que provocan que se nos escape el instante pues nuestra atención queda atrapada en el pasado o en el futuro, ambos completamente inexistentes ahora. De esta forma, es como si viviéramos virtualmente en tiempos que no están y que nos alejan del despertar, del ser que todos somos y sobre todo de sentir desde el corazón y conocer el significado verdadero del amor.

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miércoles, 4 de enero de 2012

El agradecimiento como forma de vivir el día a día


El agradecimiento sentido desde lo más profundo del corazón nos conecta con la abundancia y nos sintoniza con el aquí y el ahora, a la vez que enriquece todas aquellas experiencias que están por sucedernos.

Una persona agradecida eleva su vibración, reconoce la luz en todo y en todos y valora la sencillez y la belleza que le rodean como el más preciado de los tesoros. Además, el agradecimiento nos impulsa a la aceptación y, en ocasiones, a la humildad pues sólo el sensible y el humilde reconoce lo grande en lo pequeño y sabe darle las gracias, reverenciarlo y percibirlo como algo sagrado y perfecto.

Agradecer cada día todo aquello que nos hace la vida más ligera, que nos allana el camino y que nos facilita las cosas es fundirnos con nuestra esencia más humana y desinteresada. El agradeciento es un camino que hará que la vida cada vez sea más generosa con nosotros y nos aporte experiencias que sean como chispas de alegría para nuestro corazón.

El agradecimiento nos hace sonreír y aceptar todas las bendiciones que nos suceden a diario y que otros pasan por alto. Esta es una de las razones por las que el ahora nos alinea con el ahora, sobre todo, porque nos permite reconocer la luz sutil que se halla en todo y que, a veces, no es visible a simple vista pero sí ante la mirada de un corazón agradecido.

El agradecimiento nos convierte en mejores personas y nos empuja a cuidar nuestro entorno como forma de hacer crecer a las razones por las cuales dar las gracias cada día.

Da las gracias incluso a las cosas inanimadas pues en todo reside un alma invisible que capta todas las sensaciones recibidas y que nos retornará la misma moneda de cambio.

Las personas de pensamiento positivo tienen una tendencia natural al agradecimiento, el cual se convierte en el centro de sus vidas y las transforma como por arte de magia.

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